Kento se muda a un nuevo lugar para vivir, pero que todavía no está acondicionado y no tiene calefacción. Muerto de frío, es salvado por su vecino Soushi, un amante del metal, siempre vestido de negro, con el pelo largo y cara de malas pulgas. Aunque parece algo distante, está claro que Soushi esconde algo más de lo que su aspecto dice.
A partir de ese día, los dos chicos se hacen amigos y empiezan a comer juntos día tras día durante un año. Kento no le dice nunca que es gay porque tiene miedo de estropear la relación entre ellos, pero, ¿será capaz de esconder sus sentimientos?